Por
Tomado de Granma
Antes de regresar a la Isla, el presidente Díaz-Canel se reunió con Su
Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de toda Rusia; encuentro que fue
también colofón de su gira por países europeos.

MOSCÚ, Rusia. – Poco antes de partir hacia La Habana y en una mañana
de fina nieve, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, se reunió con Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de toda
Rusia. «Ya estamos de regreso» dijo en un cálido saludo, «pero no
podíamos abandonar la ciudad sin antes visitarlo».
Luego de haber recorrido la impresionante Catedral del Cristo
Salvador – una de las más grandes del mundo y cuyo padre principal es
Kirill – Díaz-Canel llegó al Monasterio Danilov, residencia del
Patriarca, quien se alegró de saludarlo aquí, como mismo sucediera en la
vistita anterior del mandatario caribeño a Rusia.
Siempre tenemos temas que compartir, dijo Su Santidad, que comenzó
sus palabras con sentimientos de satisfacción por las transformaciones
que tienen lugar en Cuba, a partir de la nueva Constitución que,
consideró, abre posibilidades para desarrollar la economía y tener un
sistema sólido de gobierno.
En esa Constitución, agregó Kirill, se protege a los que sufren, a
los más pobres. Y subrayó que Cuba ha prestado siempre una atención
especial a las personas con discapacidades.
Asimismo, alertó que «los cambios sociales abren nuevas
posibilidades, pero pueden traer nuevas amenazas». Una de ellas, afirmó,
es rechazar el pasado. Sin embargo, recalcó que las reformas de Cuba no
suponen un rechazo al pasado heroico de Cuba y a su lucha por la
independencia.
El Patriarca de Moscú y de toda Rusia reiteró su satisfacción por la
oportunidad de continuar estrechando los lazos de amistad con Cuba e
hizo un recuento detallado de sus visitas a la Isla, desde el año 1998
cuando viajó por primera vez y comenzó a debatirse la idea de construir
una Iglesia Ortodoxa Rusa en La Habana.
En el año 2004 regresé ─ precisó Kirill – y me reuní con Fidel, quien
le pidió al historiador Eusebio Leal buscar un buen sitio en La Habana
Vieja para nuestra Iglesia. «Y Eusebio propuso el mejor lugar para
construirla». En 2008 volví para consagrar la Iglesia, que se ha
convertido en el corazón de la comunidad rusa en Cuba, aseguró.
Como una visita especial calificó el Patriarca la realizada por él en
febrero de 2016, cuando finalmente pudo reunirse en la capital cubana
con el Papa Francisco, en lo que constituyó el primer y único encuentro
entre los líderes de dos de las principales ramas del cristianismo,
desde que ambas se separaron en el año 1054.
Cuba creó las condiciones perfectas para una reunión histórica,
señaló Kirill. De la Declaración Conjunta que emanó de esa reunión,
acotó que, aunque no recogió todos los temas, creó bases para solucionar
de manera conjunta desafíos de los tiempos modernos.
Todo comenzó por construir una Iglesia en La Habana y eso llevó a aquel otro acontecimiento histórico, concluyó el Patriarca.
Vale destacar que la Iglesia Ortodoxa Rusa es la mayor iglesia
cristiana ortodoxa del mundo por el número de fieles. Se estiman en unos
80 millones los rusos practicantes de esa fe.
Al tomar la palabra el Presidente Díaz-Canel, consideró a Kirill como
una persona culta, humanista y «poder conversar con usted es siempre
una oportunidad de aprender». Además, soy portador, dijo, de un especial
saludo para usted del General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien
recuerda mucho los encuentros que sostuvieron.
Por la estrecha relación suya con nuestro país, añadió el mandatario
cubano, usted tiene todo el derecho para hablar de inquietudes y
alertarnos sobre las amenazas.
En Cuba se produce un proceso ordenado y sin fracturas, dirigido por
el General de Ejército, en el que una nueva generación va ocupando
responsabilidades en el Gobierno.
A esa generación, agregó, la he calificado como de continuidad
dialéctica, no estática. Tiene como su base el hecho de ser fiel al
legado histórico de la Revolución, a la generación que la fundó y a las
tradiciones, cultura e historia de nuestro pueblo. Se atempera a los
tiempos que corren para lograr una sociedad próspera.
Explicó Díaz-Canel que también se trabaja en la formación de las
nuevas generaciones, para que asuman ese legado como convicción y no
como autómatas. Que sepan por qué en Cuba fue necesaria una Revolución;
por qué se escogió el camino socialista; y qué significa el
enfrentamiento a los Estados Unidos.
Todo eso lo estamos apoyando, agregó el estadista caribeño, con una
gestión de gobierno transparente, que se aleje de las trabas y la
burocracia. A la par tratamos de desarrollar un estilo de trabajo que se
mantenga vinculado al pueblo, para saber cómo piensa, qué nos queda por
hacer, qué no hemos hecho bien y de ahí rectificar.
Díaz-Canel explicó a Kirill sobre las visitas que realiza el Consejo
de Ministros con frecuencia a las provincias, para compartir con la
población. Aprendemos mucho de esos intercambios con el pueblo, apuntó.
En esa vinculación está el origen de las medidas económicas que se han
tomado en los últimos tiempos, precisó luego.
Tomamos decisiones colectivas en el Gobierno, dijo Díaz-Canel. Las
medidas no parten de una sola persona, sino de la discusión y el
análisis colectivo, impulsado por el General de Ejército.
Acerca de la nueva Carta Magna, el Presidente cubano desgranó algunas
de sus características principales: preserva los principios de la
Revolución; defiende el socialismo como sistema socioeconómico; plantea
una nueva estructura de Gobierno; es amplia en materia de derechos
políticos, civiles, culturales; no acepta la discriminación por ningún
motivo; ratifica la libertad religiosa en el país; y reconoce a todas
las religiones por igual.
Al referirse al encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca ruso
en La Habana, señaló que apreciaba mucho el gesto suyo de proponer a
Cuba como lugar para la encrucijada. Nos sentimos comprometidos con lo
que allí se hizo, aseguró Díaz-Canel.
La Iglesia que usted soñó y que Fidel acogió como idea es hoy una
realidad y tiene un enorme simbolismo en La Habana que cumplirá 500
años. «Su presencia honra a nuestra capital, la embellece y contribuye a
su patrimonio cultural», comentó.
El Presidente expresó además a Kirill «la satisfacción del Gobierno
cubano por el estado de las relaciones y la voluntad de continuar
consolidando el excelente vínculo con el Patriarcado ortodoxo ruso, como
símbolo de la amistad entre nuestros pueblos».
Con este intercambio en Moscú, Díaz-Canel concluyó la gira que
comenzó el 20 de octubre por Irlanda, siguió luego a Bielorrusia, más
tarde a Azerbaiyán para participar en la XVIII Cumbre del Movimiento de
Países No Alineados y finalmente a Rusia.
Reuniones al más alto nivel en todas esos naciones; recorridos por
sitios de interés económico, social, cultural e histórico; diálogos con
importantes empresarios; y encuentros con cubanos residentes en el
exterior, distinguieron la agenda del Presidente de la República que,
como es habitual, aprovechó cada segundo de trabajo para Cuba.
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