Semejanzas y agresiones: las experiencias de Siria y Venezuela
Por Alfredo Hurtado
Los laboratorios de la guerra en Estados Unidos han tenido éxito en la aplicación de formatos de agresiones pre-diseñados contra países que no se alinean a sus políticas imperiales. Estos obviamente se adaptan a los rasgos culturales, religiosos, sociales, históricos y hasta geográficos.
En el año 2011, Siria empezó a sufrir una brutal agresión por parte de potencias imperiales, la cual hoy continúa, pero de la que ha salido prácticamente victoriosa a un costo muy alto.
En estos momentos en Venezuela se prepara el escenario para una agresión similar a la vivida por Siria, que a pesar de puntuales y marcadas diferencias, en esencia se estructuran de forma similar.
Infiltración de grupos terroristas y mercenarios
En Siria la infiltración de grupos terroristas y mercenarios llevó tiempo, pero su actuar fue de golpe y de forma simultánea. Si nos remontamos a abril de 2011, vale la pena recordar a Nidal Jannoud quien se dice que fue la primera víctima del conflicto.
Era agricultor y guardia de un club de oficiales en Banias, en la costa del Mediterráneo. Fue interceptado camino al mercado y masacrado. Su único delito era ser alauita (rama del Islam chiíta practicada por el presidente sirio Bashar Al-Assad).
En Venezuela este tipo de grupos han actuado por años, realizando ataques puntuales a sistemas de distribución eléctrica, depósitos de alimentos y medicinas, quema de propiedad pública y privada. El 10 de enero del año en curso, provocaron un voraz incendio en galpones del IVSS en la carretera Guarenas-Guatire donde se almacenaban equipos e insumos médicos valorados en millones de dólares.
Los ataques a instalaciones eléctricas son constantes, siendo los más recientes los ocurridos el 4 de febrero pasado en los estados Anzoátegui y Miranda. Los ataques terroristas no solo se han limitado a la propiedad, sino también contra la vida humana. Decenas de líderes campesinos, y figuras políticas y públicas simpatizantes de la Revolución, de niveles medios y altos, han sido asesinados, siendo el caso más emblemático el de Robert Serra.