Tomado de Revista Bohemia
Desatar las fuerzas productivas de la nación, incluidas las formas de
gestión no estatal; alcanzar un mejor desempeño de la empresa estatal
socialista -principal eslabón dentro de la economía insular -, y
conquistar la mayor prosperidad posible, son objetivos que se
entrecruzan y presuponen. Pero, ¿cómo hacerlo?
En reiteradas ocasiones, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, ha convocado a eliminar las trabas que se arrastran, por
deficiencias internas, falta de iniciativa o simple costumbre. En la
última reunión del Consejo de Ministros celebrada en 2019, el presidente
enumeró cuatro prioridades fundamentales para el país: la batalla
ideológica, la defensa, el ejercicio legislativo para apoyar la
Constitución de la República, y la batalla económica.
Y es precisamente en esta última donde el país se la juega el todo
por el todo. Los giros de rosca de la administración Trump son cada vez
más recurrentes en los intentos por asfixiar la economía cubana y rendir
la voluntad soberana de construir el socialismo en sus propias narices.
Para este 2020, aseguró el Presidente, se continuará trabajando para
darles espacio a todas las formas de gestión y propiedad. “Vamos a
quitar trabas para potenciar la empresa estatal y hacer el verdadero
redimensionamiento empresarial que el país necesita”.
El desafío está en conquistar la mayor prosperidad posible, sostuvo
Díaz-Canel. Para lograr esa altruista cuota de bienestar, se requieren
incrementar las producciones, diversificar los rubros exportables,
sustituir importaciones, alcanzar la eficiencia y el ahorro de los
recursos materiales y financieros. Lanzar una cruzada contra la
chapucería y las ilegalidades.
En ese camino, para robustecer la autonomía empresarial se han
adoptado medidas en el plan de la economía para el 2020 como la
oportunidad de producir de manera competitiva con destino al comercio
interno en USD, como nueva fuente de financiamiento; y las empresas que
comercialicen productos y servicios con entidades enclavadas en la Zona
Especial de Desarrollo Mariel podrán retener el 50 por ciento de los
ingresos en divisa libremente convertible.
Con el objetivo de lograr una mayor participación de las empresas
estatales en la sustitución de importaciones, propiciando
encadenamientos productivos, desde 2019 se adoptó la medida de que el
sector del Turismo traslade liquidez de divisas a la industria nacional.
Por eso, dentro del plan 2020 se aprobó medir el indicador de
disminución del componente importado en este sector, y también en las
empresas mixtas.
Recientemente el Ministerio de Finanzas y Precios anunció otras
decisiones que contribuyen a mejorar la salud y las finanzas de las
entidades cubanas. Entre estas, el gasto en investigación, desarrollo e
innovación de las empresas será considerado como una inversión, y por
tanto no afectará el resultado final.
Se extendió la posibilidad de distribuir dentro de las utilidades
empresariales hasta cinco salarios a los trabajadores, antes solo se
permitían tres remuneraciones. Y los dividendos que se obtengan por la
participación en negocios con capital extranjero o en entidades de
capital ciento por ciento cubanas, podrán retenerlos las empresas como
parte de sus ingresos.
Pero, si bien se avanza en el camino de robustecer a la empresa
estatal socialista y quitarle trabas de encima, todavía quedan
pendientes otros temas por resolver. El más apremiante de todos: el
ordenamiento monetario del país, que deja bastante mal parada a la
gestión empresarial al introducir distorsiones que impiden medir con
objetividad el desempeño económico.
En tal sentido, aseguró el Presidente, el ordenamiento monetario se
encuentra en fase avanzada de estudio y aprobación, y los resultados
serán oportunamente informados a la población.
Como enfatizó Díaz-Canel, queremos prosperidad y vamos a luchar a
brazo partido por alcanzarla, pero nunca al costo de dejar a las
mayorías fuera de sus beneficios. Pero ni el bienestar, ni la
prosperidad se alcanzan por decreto. Queremos que el trabajo honrado y
la eficiencia les ganen la guerra a las ilegalidades, al burocratismo,
al acomodamiento, a la inercia y a la apatía.
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