viernes, 9 de febrero de 2018

Al filo del mediodía de este miércoles, cuando las novenas puertorriqueña y venezolana, Criollos de Caguas y Caribes de Anzoátegui, iniciaban lo que fue un electrizante juego de pelota en la primera semifinal de la Serie del Caribe,  varias personas, colegas, incluso personal de apoyo del torneo se nos acercaron para preguntarnos qué sabíamos de cuatro jugadores cubanos que habrían abandonado a su equipo.
Jorge Polo, jefe de la delegación cubana y vicepresidente del Inder, aseguró que los 28 peloteros están enfocados en el certamen, sin ningún problema, y destacó la unidad del grupo y su disciplina.
Esto de los rumores no es nuevo como tampoco es que el pelotero cubano es el más perseguido en cualquier rincón del mundo, por su calidad y porque las normas del béisbol profesional, regidas por Estados Unidos (entiéndase Departamento del Tesoro y Major League Baseball, MLB), agreden la condición del pelotero cubano. Y no hablamos de la física, sino de su integridad ética.
Desde el 3 de febrero del 2015 está vigente el Acta de Residencia fuera de Cuba, documento que pone las reglas para que un pelotero cubano, nacido, formado y preparado en su país, pueda acceder al béisbol profesional de Estados Unidos. En el cuerpo de ese texto se lee que para que un pelotero de la Mayor de las Antillas pueda jugar en la MLB tiene que renunciar a su nación, declarar que vive fuera de Cuba, que no regresará y que no tiene nada que ver con el Gobierno cubano.
Lo que ha venido ocurriendo en el béisbol con Cuba está tipificado en el delito de tráfico de personas y es, con todas las letras, robo de talento. ¿Por qué la organización de Grandes Ligas o las franquicias que tienen equipos allí no negocian con la parte cubana, como mismo lo hace Japón o Canadá, o algunas de las ligas europeas?
Mientras exista ese documento habrá rumores y la premisa del robo de talento se mantendrá. Es sintomático, además, que el rumor salga justo en las horas previas al partido semifinal, el más importante de esta Serie del Caribe.
Y no es nueva esta práctica, porque los peloteros, la pelota y nuestro deporte representan para el país, orgullo y defensa de nuestra nacionalidad. La alegría que vivimos en todo el país desde las plazas orientales de Las Tunas y Granma, por la calidad y por la entrega sin límites, es lo atacado con esta práctica que solo sufren nuestros deportistas.
Lo que sí no es palabrería ni rumores, es la acogida que esta ciudad le ha dado al equipo cubano, cómo le reconocen su educación, sus cualidades, además de las deportivas. Hemos visto admirados aquí, por su condición de cubanos, a los que juegan en otros equipos y han sido contrarios en el terreno.

Trump, a un año de gobierno: Cuba en el sexteto

Cuando el pasado martes 30 de enero, la portavoz de la presidencia estadounidense Sarah Sanders declaró a la agencia AFP que el discurso que el presidente Donald Trump pronunciaría esa noche tendría como tema principal la construcción de un país “seguro, fuerte y orgulloso (…)”, no abarcó en su sintética afirmación los puntos flojos e inexplicables que contendría la alocución del controvertido mandatario.
Entre las opiniones que emitió la prensa internacional se destaca el artículo de Damià S. Bonmatí, publicado por la agencia Reuters, titulado: “Cinco puntos del discurso de Trump que separan más a EE.UU. del resto del mundo”. Aquí se destaca el concepto trumpiano de: Dinero “solo para los amigos de EEUU”, mediante el cual el mandatario dijo a los legisladores que la ayuda exterior no se destine a las naciones que se consideran “adversarias”.
Precisamente, fueron seis países los que Trump puso en la acera contraria; unos por temor, sin duda alguna, debido al potencial económico que compite con sus intereses hegemónicos y la unipolaridad que intenta enarbolar: Rusia y China; otros, como Irán y la República Popular Democrática de Corea , le incitan a pretender justificar el ansia de “modernizar y reconstruir nuestro arsenal nuclear”, como expresó entonces y aunque agregó “esperando que nunca se tenga que usar, pero que nos haga tan fuertes y poderosos que detenga cualquier acto de agresión”, obviamente se prevé que el presidente norteamericano “ha dado un primer toque en el tambor de guerra con esta frase clave pronunciada en su primer discurso sobre el Estado de la Unión”.
De Venezuela y Cuba se refirió como los regímenes “que retan nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores”.
Grandeza, y “grandeza”
En el contexto de esta intervención en el Estado de la Unión, el jefe de la Casa Blanca subrayó aquello de “… estoy pidiendo al Congreso que finalice el peligroso secuestro de la defensa y de los fondos completos para nuestra grandeza militar”. Y olvidó entonces que su administración, que ha impuesto” fuertes sanciones a las dictaduras comunista y socialista en Cuba y Venezuela”, como expuso, ha sido enfrentada por la Mayor de las Antillas antes, durante y ahora con él, sin que se haya podido doblegar una nación y sus valores, esos que han prevalecido sin recurrir a lo que él denomina “grandeza militar”, porque la principal arma del pueblo cubano ha sido su “grandeza de principios”.
Los puntos referidos al terrorismo apuntan otra vez a Cuba. Trump, refiere Bonmatí en su artículo, “dijo haber firmado una orden ejecutiva para que el secretario de Defensa reexamine las políticas militares y para “mantener abiertas las instalaciones de Guantánamo. El presidente Barack Obama había firmado un decreto en 2009 para cerrar el centro de detención, pero el Congreso nunca dejó que llegara a aplicarse”.
Amplía el texto que “Trump no dejó margen de duda: Los terroristas deben ser tratados como tal. Y, efectivamente, en Guantánamo no son tratados como criminales detenidos y juzgados en territorio estadounidense. La lista de denuncias sobre la ausencia de proceso judicial y de uso de torturas en esa base es larga”.
Aquí el punto toca la llaga que supura, o la espina clavada al dorso de la Isla grande desde finales del siglo XIX, cuando se inicia el conflicto entre Estados Unidos y Cuba por la Bahía de Guantánamo, tras declararle el Congreso norteamericano la guerra a España, justo cuando los mambises tenían la victoria en sus manos, tras largos y heroicos años de batallas en las maniguas cubanas.
La historia habla por sí misma. Desde entonces “Estados Unidos continúa sintiéndose con derechos sobre su más antigua base naval en el extranjero, un terreno de 11.655 hectáreas sobre la costa del sureste de Cuba, sin parangón con ninguna otra base militar en el mundo”, tal y como escribió el 20 de abril de 1898, el entonces presidente, William McKinkley.
“Precisamente, la cárcel en Guantánamo se hizo famosa por las imágenes de soldados estadounidenses torturando a los detenidos, lo cual conllevó a varios proyectos de ley para tratar de prevenir incidentes similares. La declaración de Trump parece indicar que preservar los derechos elementales de los prisioneros no será siquiera una preocupación de su Gobierno”, expone Damià S. Bonmatí en su publicación y prosigue:
“Pero, más allá de lo que haga Estados Unidos con su política de detenciones arbitrarias, la demanda de Cuba y muchos otros países del mundo sigue centrada en el fin de la ocupación ilegal de ese territorio en Guantánamo”.
Concluye el artículo: “El fin de ese controvertido centro de detención –mas no la devolución del territorio a Cuba– fue una de las principales promesas del exmandatario demócrata Barack Obama, quien no pudo cumplirla durante sus ocho años de Gobierno por la resistencia del Congreso”.
Cuba no admite
El regreso de políticas fracasadas, como Fuerza Operativa en Internet contra Cuba, que recuerda proyectos subversivos similares a ZunZuneo y Commotion, fueron denunciadas por el Ministerio de Relaciones de Cuba (Minrex), que emitió una nota diplomática, en la que declara su “enérgica protesta por la pretensión del Gobierno estadounidense de violar de modo flagrante la soberanía cubana, en lo que respecta a la competencia nacional para regular los flujos de información y el uso de los medios de difusión masiva, a la vez que rechazó el intento de manipular internet para llevar a cabo programas ilegales con fines políticos y de subversión, como parte de sus acciones destinadas a alterar o cambiar el orden constitucional de la República de Cuba. La misma nota fue remitida por la Embajada de Cuba en Washington al Departamento de Estado”.
El mensaje reitera la determinación del Gobierno de Cuba “a no tolerar ningún tipo de actividad subversiva ni de intromisión en sus asuntos internos y, como país soberano, a continuar defendiéndose y denunciando la naturaleza injerencista de este tipo de acciones.
“Cuba, además, seguirá avanzando en la informatización de su sociedad, como parte del desarrollo del país y en función de los objetivos de justicia social que caracterizan a su Revolución”, concluye. Tomado de NUEVOECO.NET